El economista Víctor
Alvarez dijo que nuestro tejido industrial por el momento está muy bajo, no
sólo por la desaparición de más de diez mil industrias, sino además porque el
parque industrial está trabajando a un 40% de su capacidad instalada, cuando no
en un 20%. La afirmación la hizo
durante su participación en un foro, que organizó el pasado jueves el Instituto
Venezolano de Investigaciones Sociales.
Centró su conferencia en
detallar los lineamientos de doce propuestas de un grupo de economistas, para
apoyar la reactivación del aparato industrial; en un proceso de reconversión,
de modernización y en una tercera fase la reindustrialización de la economía
venezolana.
“Entonces, vamos a ver
cuál es el estado de la sangre de nuestra industria. Nosotros tenemos una
densidad industrial muy baja, con respecto al resto de los países de la América Latina. No llegamos ni
siquiera a un establecimiento industrial por cada mil habitantes; que sería
menos que Colombia”.
Citó datos de
Conindustria, que hablan de la existencia de unas 3 mil 800 industrias; de las
cuales 3 mil 200 pertenecen al sector privado y 600 son propiedad del Estado, y
que están operando al 40% de su capacidad instalada; aparte de que se dan
casos, como el de la industria de partes y piezas automotrices, que está trabajando
al 20% de su capacidad; mientras las ensambladoras están en cero.
“El tejido industrial
está muy bajo. En el año 1999 teníamos 14 establecimientos industriales, hoy
quedan apenas 3 mil 800, y eso que están trabajando a media capacidad
instalada; de modo que eso nos sugiere un primer objetivo de la política
industrial; como sería la reactivación de lo que ya está hecho”.
Habló de la industria
manufacturera; de acuerdo a los parámetros de Organización de las Naciones
Unidas para el Desarrollo Industrial; donde está establecido que un país ha
alcanzado su grado de industrialización; cuando su sector manufacturero aporta
el 20% del Producto Interno Bruto; que Venezuela en la década de 1990 llegó a
tener, en ese sentido, una participación de 17,8%.
Alvarez mostró una
lámina, donde se observa la caída de la industria manufacturera, para estar hoy
en día en 13%; un nivel que ubicó para la década de 1950, período de la
preindustrialización, es decir, antes de adoptar lo que fue la política de la
sustitución de importaciones.
A continuación mostró una
lista de los principales problemas que confrontan las empresas industriales:
falta de proveedores en materia prima; falta de divisas; incertidumbre
política; controles de precio; racionamiento eléctrico; baja demanda; falta de
proveedores de maquinarias y equipos; obsolescencia; falta de financiamiento;
falta de mano de obra calificada; conflictos laborales; acceso a la
exportación; competencia desleal de productos importados.
“Entonces, aquí hay una
agenda de problemas, a los cuales habría que darles respuestas en esa etapa de
reconversión industrial”.
Para Alvarez, lo primero
que hay que propiciar es la creación de nuevas condiciones macroeconómicas;
resolver los principales desequilibrios; poner en marcha una política, que dé
señales de mejoría y de progreso; así como toca simultáneamente abordar el tema
de la reactivación de la producción.
Se preguntó que cuál
debería ser el precio del dólar, en caso de que no se haya adoptado una
dolarización, así como una caja de conversión; y se haya mantenido el bolívar.
Respondió que esa tasa de cambio de equilibrio debe estar fijada, de modo que
exprese la verdadera productividad; la verdadera competividad del aparato
productivo y, particularmente, de la industria, y que, preferiblemente, sea
subvaluada, de modo que los exportadores no petroleros puedan ofrecer sus
dólares en el Dicom.
“El otro tema importante
es el de la fijación de precios. En un proceso, que estimula la inversión
extranjera, la inversión nacional, la repatriación de capitales, la
reactivación del aparato productivo nacional la tendencia entonces es que
aumente la oferta de bienes y servicios. Entonces, ese mismo proceso va a ir
abatiendo las presiones inflacionarias, y, en la medida en que sean muchas las
empresas que compitan y, en la medida en que sean muchas las empresas, que
compitan, será en ese proceso; donde se irán ajustando los precios”.
De modo que, a su juicio,
no harán falta rígidos controles de precios; que obligan a las empresas a
vender por debajo del costo de su producción.
En una lámina mostró unas
estadísticas; donde se reporta, según los datos de las Naciones Unidas, que
Venezuela es la peor economía de la América Latina para el emprendimiento; que figura
de último, además, en materia de estado de derecho; en materia de
competitividad se revela que Venezuela tiene el peor marco institucional entre
144 países estudiados.
“Hay leyes y penas que se
aplican sumariamente. La Ley Orgánica
de Precios Justos, por ejemplo, da para que los fiscales lleguen pateando
puertas; confiscando la mercancía; metiendo preso al gerente, a los
accionistas; sin derecho a la defensa. Ese es el tipo de cosa que hay que
corregir, sino el clima de terror, que hay en Venezuela, corre a cualquier
agente económico; pues, qué nuevas empresas se pueden crear, si eso no se
resuelve”.
Concluyó, al tal
respecto, que sin un marco legal ni un entorno internacional, que proteja la
inversión los derechos de propiedad, será muy difícil lograr ese otro objetivo
de reindustrialización; que es la multiplicación del número de establecimientos
industriales por cada mil habitante, y a continuación pasó a detallar un
conjunto de leyes que, a su modo de ver, hay que entrarle en los tres primeros
meses de gobierno en plan de reforma o de derogación.
Habló de la
Ley del Banco Central de Venezuela; de la Ley de Ilícitos Cambiarios; la Ley de Precios Justos, la del
INCES; la Ley Orgánica
de Ciencia y Tecnología; la Ley
de Impuesto Sobre la Renta ;
la Ley Antimonopolio ;
la Ley Antidoping ;
la Ley de
Concesiones; la Ley
de Inversiones; la Ley
del Mercado de Capitales.
“Cada una de estas leyes está asociada a una institución,
que la administra, que la maneja. Son instituciones viejas, anticuadas,
obsoletas; atiborradas de una nómina, absolutamente, burocratizada; sin
sistemas de información, y habrá que entonces comenzar también esas
instituciones, para crear ese ambiente mucho más propicio a la actividad
productiva”,
Dijo que aquí se planteaban tres grandes objetivos:
reactivar la industria, que ya se tiene; impulsar la reconversión industrial,
la modernización del parque industrial; ir a la reindustrialización; la
regeneración del tejido industrial del país.