José Guerra: la hiperinflación hay que atacarla de inmediato antes de que se instale por largo rato


Por: Enrique Meléndez

El economista y diputado José Guerra afirma que la hiperinflación, por lo que estamos atravesando, hay que atacarla en lo más inmediato; tomando en cuenta que se trata de un fenómeno que, cuando se presenta en la economía, hay que sacarlo, so pena de que se mantenga por cinco años, como sucedió en Nicaragua.


         La afirmación la hizo en un foro, que preparó el Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales este jueves 22.
         Comenzó su conferencia refiriéndose a lo que ha sido el comportamiento de la espiral inflacionaria a lo largo de los años, a través de unas láminas donde se observaba que hasta había habido años de deflación; cuando hoy en día atravesamos por una hiperinflación. Por otra parte, aseguró que desde 1983, cuando se comenzó a aplicar la política de los controles de cambio, el país es otro.
         “Ahora, este proceso hiperinflacionario no surgió por sí solo. Se estaba incubando ya en los años 2009, 2010, cuando la inflación se estaba ubicando en tasas de 35% ó 40%; que estaban escondidas por las importaciones. Para ese momento el país estaba importando excesivamente a un tipo de cambio sobrevaluado; de modo que la inflación estaba esperando la oportunidad para manifestarse”.
         Según Guerra, sólo en el año 2012 se importaron 64 mil millones de dólares, y apenas hoy en día se están importando unos 25 mil millones de dólares; lo que no era sostenible, a su juicio.
         Mostró una lámina, donde se registraba la inflación de los últimos meses; la que sobrepasa 80% en los dos últimos; lo que lo llevó a decir que de continuar a este ritmo intermensual, al final de año tendríamos una inflación de unos 150 mil por ciento.
         Se preguntó: ¿eso es posible? “Claro que es posible, y 200 mil por ciento también, si mantiene ese comportamiento de 80%. El escenario, que nosotros estamos trabajando es de 50% mensual; con lo cual llegaríamos a 13 mil por ciento. Ahí no hay bono que valga; no hay política social que valga. Estamos ante una destrucción de la economía; que va a requerir algún tipo de ajuste de estabilización”.
         A continuación se paseó por los casos de hiperinflación en la región latinoamericana: Nicaragua, Argentina, Bolivia, Brasil, Perú, los niveles a los que llegó en cada uno de los casos; concluyendo que la hiperinflación se trata de un fenómeno, que cuando entra en la economía, no es fácil sacarlo; que hay que actuar de manera rápida y contundente; para que no se mantenga por mucho tiempo, como fue el caso de Nicaragua, que duró cinco años.
         “Las hiperinflaciones están suficientemente estudiadas, y siempre tienen una causa. Esa causa es la relación entre el déficit fiscal y el financiamiento con dinero del déficit fiscal. Ahí no hay atenuantes. Este fenómeno tiene otra característica, y es que se genera por un incremento de la cantidad de dinero nominal, y, luego, la gran cantidad de dinero real disminuye”.
         Según Guerra, llega un momento en que los precios suben más que la cantidad de dinero; lo que termina destruyendo el salario, y a continuación mostró una lámina, donde se observaban unas operaciones de matemática financiera; correspondientes a las diferentes opciones, que tiene un Estado para financiar sus gastos: impuestos; deuda en moneda nacional; deuda en moneda externa; expansión de la cantidad de dinero, por la venta de activos o pidiéndole plata al BCV prestada.
         “Ahora, dependiendo de cómo se financie del déficit, el país puede o no puede detener la inflación”, y puso como ejemplo el caso de la de deuda de Italia y de Bélgica; países con un alto nivel de deuda, sin embargo, a su juicio, sus respectivas están en capacidad de absorber el impacto de esa deuda sobre la inflación, y que se siguen endeudando, porque se trata de economías que están en crecimiento.
         Dijo que por el momento el Estado venezolano tiene cerrado el financiamiento externo, sobre todo, porque estamos en incumplimiento del pago de la deuda; que hay un atraso de pago como de unos 3 mil millones de dólares; lo que hace imposible que se coloque un bono de la deuda, y esto sin tomar en cuenta que, si Venezuela hoy en día hace una emisión de bonos, por la misma habría que pagar un 35% en dólares; lo cual luce impagable.
         Hizo un recuento de las negociaciones y renegociaciones, que ha hecho el gobierno en materia de activos de la República, así como la deuda del ALBA y del Caribe, para hacer ver que por esta vía tampoco se pueden obtener ingresos; de manera que sólo quedarían dos fuentes de financiamiento: la deuda interna que implica, a su modo de ver, regalar dinero, a propósito de la política crediticia, que contemplan algunos fondos estatales; como el de la Vivienda, y, luego, al financiamiento monetario.
         “Eso es inflación; donde se pare: eso es inflación, a propósito de esa cantidad de dinero, que le ofrece el BCV a Pdvsa. De modo que las fuentes de financiamiento genuinas, no inflacionarias, se agotaron. Por lo que hay que recurrir a la inflación, para seguir dándole pedal a la economía”.
         Estima que este fenómeno ha hecho que la base monetaria se incremente en más 3000% al año; aunado a la caída de las reservas internacionales; de modo que en este círculo vicioso, el gobierno se llena de dinero, comienza a gastar, viene la devaluación, y hay que volver a imprimir dinero.
         “Para mí, la deuda se ha tornado insostenible, y se ha tornado porque la economía no crece, y si la economía no crece, no puede absorber deuda. Segundo; porque la tasa de interés, a la cual está colocada, sobre todo, la deuda externa, están muy altas”.
         De ahí Guerra concluyó que aquí claramente se veía que no se podía servir la deuda; que se había llegado a un límite, el cual le estaba causando problemas al Fisco; porque le cierra las fuentes de financiamiento a la economía, “está –sentenció- indigesta de deuda”, y agregó que existiendo un público expectante, de lo que sucede en la economía, y observando que esta situación ha derivado en el hecho de que el dinero ha perdido todo su valor, entonces trata de desprenderse del mismo: adquiriendo productos, para llenar las despensas o repuestos para automóviles.
         “Además, está el dólar que es la otra manera, que ha encontrado la gente de protegerse de la pérdida de su riqueza; por lo que compra al precio que esté”.
         En esta parte describió lo que conoció como el efecto Oliveira-Tanzi, donde se da el caso de que la inflación se traga los ingresos de los impuestos de un Estado, a medida que avanza, a propósito de la desvalorización que se produce en el dinero, y, en su defecto, el gobierno busca llenar ese faltante financiamiento monetario, se y abre la brecha fiscal; de modo que la inflación comienza a devolverse contra el Estado.
         A continuación analizó el flagelo de la inflación en analogía con el crecimiento de la liquidez monetaria, a través de una lámina, y donde se compraba la tesis de Guerra, de que la inflación no tiene su causa sino en el financiamiento monetario.
         Concluyó con algunas premisas; que no se puede bajar una hiperinflación en forma gradual, sino que hay que atacarla de inmediato, y, entre otras cosas, consideró que lo ideal sería amarrar nuestra moneda al dólar, y, en ese sentido, se mostró partidario de adoptar un esquema, como el que se hizo en Brasil, bajo la conducción de Fernando Henrique Cardoso, y mediante el cual el país carioca logró salir de una hiperinflación, como la que estamos padeciendo nosotros.
         “Yo creo que hay que sustituir el bolívar; no por el dólar, pero hay que hacerlo. Dejemos que el Libertador descanse en paz”.